por Dori
Miércoles,
17 de Abril de 2013 17:21
¿Quién
defiende al paciente?
¿Quién sabe qué enfermedad tiene?
¿Quién…? Está claro que
ellos, los trabajadores de la Sanidad Pública, “todos ellos”.
Desde un doctor
hasta un inspector, es necesario aclararlo y que se aclaren “todos los
trabajadores de éste medio”, porque LA SANIDAD SE DEFIENDE, LUCHA
Sanidad publica y desvergüenza
Sanidad publica y desvergüenza
El eslogan de que “la Sanidad Pública no se vende,
se defiende”, debería empezar por que todos los trabajadores ejerzan presión y
denuncien lo que realmente pasa, comenzando por defender a los enfermos
crónicos, no sólo con sus informes y recetas, sino exigiendo que se cumplan sus
diagnósticos y tratamientos.
Si esto no se tiene claro por parte de ese colectivo, la lucha en las calles será inútil.
Si esto no se tiene claro por parte de ese colectivo, la lucha en las calles será inútil.
¿Quién defiende al paciente? ¿Quién sabe qué
enfermedad tiene? ¿Quién…? Está claro que ellos, los trabajadores de la Sanidad
Pública, “todos ellos”. Desde un doctor hasta un inspector, es necesario
aclararlo y que se aclaren “todos los trabajadores de éste medio”, porque LA
SANIDAD SE DEFIENDE LUCHANDO DIARIAMENTE, no sólo por un puesto de trabajo,
sino por sus pacientes, porque sin los pacientes, la Sanidad Publica SE VENDE,
y con ello sus puestos de trabajo.
Si este colectivo deja actuar a la Administración,
obedeciendo sus órdenes sin oponerse a las injusticias que se están cometiendo
con los enfermos, actúan como cómplices de estos abusos y demostrarán
claramente que sólo defienden sus puestos de trabajo (esos puestos de trabajo
que tan poco importan en la Comunidad de Madrid, sobre todo, ya que la
privatización y el expolio público son su único interés).
Es lo que está sucediendo en la actualidad con
todos los enfermos y sobre todo con los “crónicos”, enfermos que parece ser que
de repente tienen cura, como ocurre con los de Alzheimer, por poner un ejemplo.
Los inspectores de la Sanidad Pública vigilan sus
recetas con muchísimo celo, hasta el extremo de que les deniegan las recetas
para sus medicaciones si no presentan informes o éstos están a punto de
caducar. ¿El Alzheimer tiene cura? ¿Desde cuándo? ¿Quién lo ha decidido?
¿Quién…? Si este acoso criminal a los enfermos no se detiene, tampoco se
pararán el expolio y la privatización de la Sanidad Pública.
Este atentado contra la salud pública demuestra
claramente que nuestra salud no importa y que están dispuestos a todo para
conseguir lo que parece que son sus fines: acabar con los enfermos crónicos, un
objetivo vil e inhumano. Da la impresión de que, si pudieran, los meterían en
cámaras de gas para exterminarlos y evitar un gasto que les priva de parte de
su botín. Todo ello con la complicidad y consentimiento de este gobierno que tan
bien sabe defender lo privado y criminalizar lo público.
Para el poder, los enfermos crónicos son un gasto
al que hay exterminar y lo tienen muy claro, han puesto toda la maquinaria en
marcha para conseguirlo. Evidentemente eso les funciona con la inestimable
ayuda de todos los trabajadores de la administración, los ejecutores de sus
órdenes.
Lo siguiente es preguntarse si estos trabajadores
están dispuestos a defender la Sanidad Pública o solamente sus puestos de
trabajo. A eso ha de responder este colectivo que está luchando con ese eslogan
que todos apoyamos, “la sanidad no se vende se defiende”.
Aunque poco o nada vamos a defender si todos los
trabajadores de este sector no son parte activa y participativa en la práctica
de esa defensa desde sus puestos de trabajo, porque esas órdenes funcionan si
se cumplen y solo hay un camino para que no sean efectivas: su incumplimiento.
Sólo así es posible impedir la venta y privatización de la Sanidad Pública.
Desde un celador hasta un administrativo pueden
practicar esta defensa activamente, porque los trabajadores de este medio
conocen, pueden, saben, cómo boicotear este saqueo de lo público. Defender lo
público, y por consiguiente lo de todos, pasa por perder el miedo y ser parte
activa en un asunto que nos atañe a todos, trabajadores y enfermos; los
primeros por su puesto de trabajo, los segundos por su vida.
Por
último, pedir a este colectivo que en sus asambleas planteen esta lucha a todos
los niveles, desde el administrativo hasta el director del centro. Todos y cada
de ellos son los que pueden informar de la realidad a los pacientes, y con ello
a toda la ciudadanía, para que se pueda defender masivamente lo de todos. Es
decir lo público, lo que es nuestro.
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