Los organismos reguladores de la Unión Europea y
Monsanto ocultaron la toxicidad del glifosato
Por la Dra. Eva Sirinathsinghji y la Dra,
Mae-Wan Ho, Instituto de
Ciencia en Sociedad, ISIS
La Comisión Europea aprobó el uso del glifosato sabiendo, como también lo
sabía Monsanto, que causa defectos de nacimiento, algo que se ocultó a la
gente. Este herbicida debiera ser prohibido, dicen la Dra. Eva Sirinathsinghji
y la Dra. Mae-Wan Ho.
Por favor, póngase en contacto con sus representantes
políticos para exigirles la prohibición mundial del herbicida glifosato
Un informe escrito por un grupo internacional de científicos e
investigadores de la organización no gubernamental Open Earth Source (OES),
revela que los estudios realizados por la empresa Monsanto, ya en la década de
1990, mostraba que el glifosato causa defectos de nacimiento. A pesar de ello,
la Comisión Europea aprobó el uso de este herbicida con pleno conocimiento de
aquellos estudios.
El glifosato es el ingrediente activo del herbicida Roundup de Monsanto y
de otras formulaciones comerciales. Su uso causa gran preocupación por los
efectos nocivos que los estudios científicos vienen señalando desde hace varios
años, entre los que se incluyen alteraciones endocrinas, daño en el ADN,
toxicidad reproductiva y en el desarrollo, neurotoxicidad, cáncer y defectos de
nacimiento ( véase [[2] Glyphosate Toxic and Roundup Worse,
SiS 26; [3]Death by
Multiple Poisoning, Glyphosate and Roundup, SiS 42; [4] Ban Glyphosate Herbicide Now.
SiS 43; [5] Lab Study
Establishes Glyphosate Link to Birth Defects, SiS 48).
El herbicida Roundup de Monsanto es el más vendido en
todo el mundo y su uso se ha incrementado de manera exponencial. Monsanto ha introducido cultivos modificados
genéticamente (OGM) tolerantes al glifosato, tales como los RR (Roundup Ready)
de la soja. En la actualidad, casi el 80% de la producción mundial de soja se
obtiene en los Estados Unidos, Brasil y Argentina, y en año 2009, la soja RR
representaba el 91%, el 99% y el 71% respectivamente de la superficie total de
soja de esos países. Desde 1997, la producción de soja RR ha aumentado de 5 a
30 millones de hectáreas, eso sólo en los Estados Unidos (1). Se ha encontrado
que en la soja quedan residuos de glifosato, hasta 10 veces más alta que la
dosis que provoca malformaciones fetales en los embriones de pollo y de rana.
Con el uso generalizado de los herbicidas y la aprobación
por parte de la UE del uso del glifosato en los cultivos transgénicos
tolerantes a este herbicida, se observa la urgente necesidad de una revisión
adecuada del herbicida, para ser consecuentes con
la nueva normativa más estricta sobre el uso de los pesticidas aprobada por la
UE en junio de 2011. De hecho, la revisión estaba prevista para el año 2012,
sin embargo se ha retrasado la revisión del glifosato y otros 38 plaguicidas al
año 2015 (1). Por otra parte, la revisión de 2010 se hizo bajo la antigua
normativa, menos estricta. La razón oficial que se ha dado para este retraso es
que tienen demasiada carga de trabajo. Esto significa que la seguridad del
glifosato no podrá ser revisada bajo la nueva normativa hasta el año 2030.
Retrasar esta revisión ha sido cuestionada
en una demanda contra la CE por Pesticides Action Network Europe y Greenpeace.
Los coautores del informe realizado por Open Earth Source (OES) también han solicitado que se lleve a
cabo una revisión del sistema sin más demoras, y se retire del mercado el
glifosato y Roundup.
Evidencias de defectos de nacimiento en los
estudios realizados por la Industria y en los independientes
El informe de la OES revela que en los
estudios llevados a cabo por la Industria en la década de 1990 ya se mostraba
la letalidad embrionaria y los defectos de
nacimientos en los animales de laboratorio, entre los que se incluía dilatación
del corazón en los conejos a bajas dosis de glifosato. A dosis más altas, ya se
señalaron deformaciones en los estudios independientes realizados desde los
años 1980.
Monsanto ha contestado negando sus propias
conclusiones (6): “Las autoridades
reguladores y los expertos independientes de todo el mundo coinciden en que el
glifosato no causa defectos adversos reproductivos en animales adultos o
defectos de nacimientos en las crías de estos adultos expuestos al glifosato,
incluso a dosis más altas que por exposición ambiental o laboral”.
Sin embargo, los “expertos independientes”
de los que habla Monsanto están sumidos en conflictos de interés, tanto a nivel
económico como profesional, y basan casi por completo sus investigaciones en
los estudios realizados por la Industria (1).
Estudios
independientes han revelado vínculos con el cáncer, alteraciones genéticas y
alteraciones endocrinas, así como defectos en el
desarrollo, por ejemplo, anomalías craneofaciales y vertebrales en ratas (7),
deformidades de la boca, alteraciones oculares y de la cola, curvada en los
renacuajos de la rana (8). Los estudios más recientes realizados por el Dr.
Andrés Carrasco y sus colegas muestran una relación entre el glifosato y el
ácido retinoico, señalando un desarrollo embrionario anormal (5,9).
Sorprendentemente, estos y otros numerosos
estudios citados en el Informe de la OES fueron desestimados por la Comisión
Europea (CE) y la Oficina Federal Alemana para la Protección de los
Consumidores y Seguridad Alimentaria (BVL), que es la responsable de la
coordinación entre la Industria y la CE. La conclusión de la BVL, comunicada a
la CE a través del Informe de 1998 “Proyecto de Informe de evaluación” (DAR),
fue que “no hay evidencias de teratogenicidad” para el glifosato.
El Proyecto de Informe de Evaluación
contiene pruebas indiscutibles
El Informe alemán de 1998, DAR, fue crucial
para que el glifosato fuese aprobado por la UE, al señalar en sus conclusiones
que el “glifosato no tiene efectos teratogénicos”,
si bien también se decía en sus conclusiones que a dosis más altas causaba
“osificación reducida y una mayor incidencia de trastornos esqueléticos o de
los órganos internos” en los fetos de las ratas y de los conejos. Además,
agregaba que los estudios realizados por la Industria sobre el glifosato a
dosis altas mostraba un reducido número de fetos viables en las camadas de
ratas y conejos, con un aumento de los defectos congénitos. Las anomalías
esqueléticas encontradas por la Industria en los primeros estudios son
consistentes con los hallazgos más recientes en las investigaciones de Andrés
Carrasco y al (5,9). Sin embargo, estas anormalidades no se tuvieron en cuenta
por motivos espurios, tales como que las altas dosis que envenenaron a las
madres (dosis tóxicas) no eran dosis pertinentes para la evaluación de los
riesgos humanos, ya que la madre se puede envenenar con cualquier sustancia
pudiendo alterar el desarrollo del feto y causar defectos de nacimiento. Esta absurda
suposición es impugnada por la literatura científica independiente, y algo muy debatido incluso por la
propia Industria.
Puedes ver fotografías de lechones tomadas
por el criador de cerdos Borup Pedersen, alimentados con soja transgénica, y en
los que pueden observar distintos tipos de malformaciones. (Véase aquí)
Una historia de manipulaciones y engaños
por parte de los reguladores alemanes y de la UE.
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